martes, 18 de abril de 2017

Sueños Rojo Carmesí..

Hace mucho tiempo que me viene ocurriendo esto. Sueños inmemorables residen en mi cabeza tan realistas que ya no puedo diferir en si es real o simplemente otro sueño. Debido a mi Narcolepsia, suelo dormirme en cualquier lugar/momento. Debe ser por eso que me pasan este tipo de cosas. Desde muy pequeña ocurre conmigo. Decidí dejarme caer bajo el efecto de medicamentos que mis médicos me adujeron para tratar de que mis sueños no me controlen, tras un terrible episodio entre una botella de vidrio, la cabeza de mi hermano y lo que suponía ser un sueño. Mi opresora mente homicida era lo que me hacia pensar que en algún momento acabaría con la vida de mis hijas o de mi marido.
Hubo una ocasión en que estaba en la universidad y mientras mi profesor hablaba me deje caer bajo la cálida y favorable sensación de mis parpados pesados. Parpadeé solo una vez y en minutos mi profesor hablaba hacia la nada, me encontraba sola en el aula y el parecía no percatarse de esto, tampoco de mi presencia. Le hable en voz media, cosa que hizo un horrible eco por todo el vacío lugar, que termino en mis oídos causándome un dolor insoportable. Al darme cuenta, era de noche y mi profesor ya se había retirado. Una persona bastante conocida se encontraba en lugar donde se sentaba mi futuro marido. Colocado a espaldas mías hablaba en leves susurros algo que pude canalizar como palabras comunes sin sentido. Me acerco lentamente y veo, como sus ojos colgaban de sus cuencas, sus labios habían sido brutalmente arrancados y carecía de su mano izquierda. Volteo la cabeza hacia mi y rió estruendosa y sarcásticamente y ahí fue cuando pude notar la presencia de un cuchillo entre su única mano. Grite mientras sudaba frío, tome un caño salido absolutamente de la nada a mi derecha y comencé a golpearlo fuertemente, mientras escuchaba a mi profesor decirme que me detenga, obviamente ignore esto, mi profesor no se encontraba ahí. No podía evitarlo. La hermosa sensación de huesos quebrándose bajo mis golpes era tentadora. El rojo carmesí de la espesa sangre emanando de su cabeza era lo que mas me atraía. Unas huesudas manos sostuvieron las mías, haciendo que mis golpes cesaran. Parpadeé nuevamente y me percate de que golpeaba a un compañero de curso con un cuadernillo. Me sentí la persona mas estúpida en la tierra y caí en cuenta de que, ademas de ser Narcoléptica, también era sonámbula. Cosa algo rara, ya que la Narcolepsia paraliza al que la posee, Pero los médicos no siempre tienen razón.
Esto no me había vuelto a ocurrir desde hace 2 años. Mientras todos dormían, una seca sensación invadió mi garganta. Me incorpore en la cama, asegurándome de que mi marido aún dormía. Camine derecho por los pasillos de mi casa, baje las escaleras, atravesé la sala y llegue a la cocina, alumbrada por los focos de luces de los faroles en las calles que se filtraban por las ventanas. Tomé un vaso, lo cargué con agua. Di un sorbo, volví a observar por la ventana.
– esta nevando- me dije. Es verano, casi imposible que caiga nieve en esta estación.
Persuadí la presencia de sombras sobre la blanca nieve. Sombras que dejaban un rastro de huellas color carmesí.
-Rojo…- pensé.
Instantáneamente, oí gritar a mis dos hijas. Solté el vaso, corrí hasta su habitación. Las sombras estaban ahora dentro de la casa, ahorcando a mis hijas. El pasillo estaba decorado con muchas fotos, retratos familiares. Tome uno de estos y gritando, irrumpí en la habitación golpeando a las sombras, estas desaparecían ni bien el cuadro tocaba sus cuerpos.
Miré fijamente el rostro de mis hijas. El maldito rostro deformado de mis hijas. Sus cuencas vacías, su mandíbula dislocada, los dientes filosos y deformes que emanaban de esta, sus rostros arrugados que me decían una y otra vez.
-Vamos Mary, sabemos que quieres hacerlo.-
Tomé valor y las golpeé justo en la nariz. Un golpe a la vez rompí sus cráneos mientras reían insaciablemente. Creo que esto último me dio mas impulso para continuar.
Un dolor agudo sobresalía desde mi nuca. Sostuve mi cabeza y tras mirar mis manos noté la presencia del rojo que tanto amaba. Volteé y una sombra alta, robusta, y sonriente me miraba con un palo en la mano.
-¿Quieres matar? intenta conmigo Mary-
Me abalancé sobre esta sombra de la misma manera que lo haría un animal. No se como, pero mis puñetazos lograron romperle la cara. Tomé el palo que este soltó y rompí sus extremidades. Bajo cada golpe el crujido tentador me motivaba a continuar con los golpes.
Me desperté la mañana siguiente en una cama. Todo normal, solo que mi familia ya no estaba.
Tengo miedo de que esto algún día perjudique a mi familia.
Anoche, luego de este sueño, la policía irrumpió en mi hogar. Parece que un vecino alerto gritos desde mi residencia. Les explique mi situación y les mostré que mi familia aún dormía. Mis hijas en su cama y mi marido en el suelo del cuarto de las niñas. Supongo que durmió ahí para cuidarlas. Pensé en el tierno detalle que me había dejado mi marido. Pintó la habitación de mis hijas de mi color preferido, rojo. Pero que descuidado, mancho a las niñas y a él.
Observo el blanco cuarto en el que ahora me encontraba. Miro al techo, una luz de neón, blanca también. Que lastima, quisiera que lo pintaran de rojo. Las sogas que me sujetan lastiman mis muñecas y tobillos, pero todo esta bien, mi familia llego. Están a los pies de mi cama, observándome, con sus pálidos rostros. Sonríen. Mi amado color rojo emana desde mi abdomen ahora. Sonrío y una sensación de orgullo me invade. Lentamente, voy notando como sus rostros se hacen mas nítidos pero el cuarto se oscurece.
Ahora ellos están en mi lugar.

martes, 4 de abril de 2017

Caso de homicidio 911003

-Sala de reconocimiento de delito de gravedad máxima entre menores de edad. Lugar del hecho: Instituto de educación secundaria Alfonso XIII; hora del delito: 03.20 aproximadamente; grabación hallada en el teléfono móvil de uno de los presuntos autores del crimen. Hora del reconocimiento: 22.34 por un oficial de guardia en la comisaría de policía central de Sevilla en Alameda de Hércules.
El oficial le da al play de la grabación. Las primeras imágenes eran de una chica en una silla, seguramente atada a ella con los ojos vendados con una cinta. En la boca llevaba lo que parecía unos calcetines. La chica en cuestión no debe de pasar de los dieciséis años. Se acerca un nuevo individuo; esta vez un chico, que al igual que la chica no debe de tener mas de quince o dieciséis años. Le quita la venda de los ojos, aunque la chica no abre los ojos. El sonido, aunque distorsionado debido a la mala calidad del audio, daba a entender que el chico insultaba a la chica; aunque esta no reaccionaba. El chico soltó una bofetada, bofetada que habría derribado a la chica de la silla si no hubiera estado atada. La chica gimió, miro al chico con desprecio y le escupió. Esto provoco que el chico le soltase otra, con tanta fuerza que esta vez si que derribo a la chica con silla incluida. Una vez en el suelo, la chica recibió numerosos puntapiés del chico. Entonces, el cámara le dijo al chico que eso no le haría nada, que debía de pasar a algo más efectivo. Debido a la proximidad de la voz del cámara al móvil, se escucho perfectamente. El chico agresor sonrió y miro a la chica desplomada en el suelo. Entonces la mirada de la chica paso de un odio profundo, a verdadero terror. Incorporaron a la chica, todavía en la silla. El agresor salió del plano un momento para volver con un cuchillo de sierra. Empezó a sesgar la ropa de la chica, aunque esta se intentaba defenderse de alguna manera retorciéndose. Ya le habían roto la camiseta que llevaba puesta. Otra bofetada. Volvió a empuñar el cuchillo y esta vez le desprendieron del sujetador. Otra bofetada, acompañada de un puñetazo que le hizo sangrar el labio. Lo siguiente que el agresor le rasgo fueron las mallas de color negro que llevaba puestas, dejándola solo con la ropa interior. Lo siguiente provoco una mueca de asco al oficial, ya que le quitaban las bragas y la violaba de manera brutal. La cara de la chica se torció en un gesto de dolor. Apenas había terminado cuando el cámara se acerco a la víctima, diciendo que era su turno de disfrutar. El plano de la grabación cambio, dando entonces una imagen más cercana de la violación. Se veía como la vagina de la chica sangraba, y como el cámara le violaba. Una vez pareció acabar, volvió a la posición en la que estaba en una primera estancia, aunque la visión de la chica ahora era de desnuda y pálida, además de con muecas de dolor en la cara. El policía paro la grabación. Necesitaba un descanso.
Retomó en la grabación cinco minutos después, después de salir de la comisaria a u fumarse un cigarro. Play. El agresor principal había desaparecido nuevamente del plano, para volver a los segundos con un hacha, pero esta no era un hacha contra-incendios, sino una de talar. La levanto por encima de su cabeza y la clavó con gran fuerza en la pierna derecha de la chica. La chic amago un grito, grito que hubiera dado si no hubiera tenido el calcetín en la boca. Se retorcía de dolor mientras que el agresor levantaba de nuevo el hacha, que acto seguido clavo nuevamente esta vez en la pierna izquierda. Durante el minuto siguiente, le clavó el hacha ocho veces en diferentes partes del cuerpo de la chica. Entonces se escucho un golpe, que alerto al cámara, ya que este cambio bruscamente la dirección de la cámara hacia la puerta de la clase en donde se encontraban. Corrió hacia la puerta y miro por la diminuta ventana que había al lado de la puerta. Según lo que se veía en la grabación, el pasillo estaba desierto. Los golpes también habían alertado al agresor, lo que hizo que se acercara también en la puerta. La cámara se oriento a al agresor, que portaba el hacha en la mano. Este pregunto que era ese ruido, que si había alguien en el pasillo. El cámara respondió negativamente, aunque afirmo que debían de salir a comprobar. El agresor entonces salió del plano de nuevo volviendo con otra hacha que le entrego a su compañero. Este terminó con la grabación.
El oficial se rasco la cabeza, mas extrañado que nunca en su vida. Es cierto que solo había visto una de las dos grabaciones, pero lo que vió en la cinta lo había dejado en blanco. No había encontrado el cadáver de ninguna chica.
– Grabación de cama de seguridad del centro de educación Alfonso XII. Hora de la grabación: 3.50.
 Play. Esta grabación estaba en blanco y negro sin sonido, pero se veía una imagen aun  mas nítida que la cámara del móvil del cámara. La cámara de seguridad daba un plano estático del pasillo. Una puerta de este se abrió, y de esta salieron dos chicos, ambos con hachas. Ambos se fueron hacia el final del pasillo, donde estaban los baños de la planta. Volvieron al plano en unos segundos. Avanzaron hacia el principio del pasillo, saliendo de el y por tanto del plano de la cámara de seguridad. Esta vez tardaron unos minutos en volver al plano, solo se les veía de espalda mientras volvían al aula de donde salieron. Pasaron unos minutos antes de que volvieran a salir de ella, esta vez corriendo. Salieron ambos del pasillo por el principio de este. Pasaron unos cinco minutos hasta que se volvió a ver a uno de ellos, corriendo sin el hacha hacia los baños. No regresó. Pero si regreso otra figura. Esta era de chica. Llego hasta el frente de la cámara y levantó la cabeza. Miro a la cámara y entonces se llevó un dedo a los labios y dijo “shhhhh”. El oficial paró la grabación, y respiró profundamente. ¿Qué acababa de ver?¿ esa no era la chica a la que estaban torturando? Entonces le vino a la mente una pregunta que le hizo palidecer de inmediato: ¿Cómo había escuchado el siseo de la chica si la grabación no tenía sonido?

-Sala de reconocimiento de delito de gravedad máxima entre menores de edad. Lugar del hecho: Instituto de educación secundaria Alfonso XIII; hora del delito: 03.20 aproximadamente; grabación hallada en el teléfono móvil de uno de los presuntos autores del crimen. Hora del reconocimiento: 8.15 por un oficial en la comisaría de policía central de Sevilla en Alameda de Hércules. Caso trasladado de oficial debido a la defunción del anterior oficial.