Ésta experiencia me ha ocurrido varias veces, y seguro que a algunos de ustedes también (o algo parecido): Me despierto por la mañana y, tras unos instantes iniciales de “aparente normalidad”, rápidamente me percato de que no puedo mover ni un sólo músculo. Sigo como dentro de un sueño… pero a la vez estoy despierto. Oigo perfectamente a mis padres moverse por la casa, noto claramente su presencia a mi alrededor, e intento hablar… gritar para avisarles de que me ayuden… pero no sale sonido alguno de mi garganta. Me cuesta respirar. El pánico se apodera de mí… trato de tranquilizarme, pero es en vano. Mi corazón late a mil por hora. Pienso entonces que sería buena idea hacer movimientos bruscos para que me vean… lo intento con todas mis fuerzas pero no consigo más que agitar ligeramente los dedos. Cuando al fin logro despertar lo recuerdo todo perfectamente… no como un sueño, sino como algo que ha sucedido de verdad… pero, ¿que es esto? ¿que ha ocurrido realmente?
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Las alucinaciones durante los episodios de parálisis de sueño dependen mucho de las creencias y experiencias de cada uno. Así se presentan a menudo sensaciones de flotación. Hay quienes experimentan (como yo en el caso que explico al principio) una presencia en la habitación, cerca de la cama, o incluso en ésta. A veces esta presencia parece incluso diabólica y se interpretan como ataques de espíritus. Sucede que el durmiente se siente atacado, por estrangulación o sofocación. Esto es así porque una de las sensaciones es la de notar un peso encima (por eso a este fenómeno se le conoce en México como “la subida del muerto”).
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