martes, 29 de marzo de 2016

TENGO MIEDO

Hola, mi nombre es Jess tengo 15 años. La verdad, es que nunca tuve miedo a nada, ni a las arañas, ni a los fantasmas, ni a la oscuridad. Nunca me asustó nada.
Mis amigos nunca me creyeron, y por eso, a la noche, iremos a acampar a una “supuesta” casa embrujada.
Bueno, ya llegamos, ya estamos dentro de la casa, tras un costoso esfuerzo en abrir la puerta que estaba cerrada por tablones clavados allí.
Trajimos colchones para acostarnos, una linterna, un celular, y una caja de primeros auxilios en caso de emergencia.
Mis amigas están tratando de asustarme con historias tontas de terror y otras babosadas sobre esta casa.
Ya cansada de escuchar intentos desesperados para asustarme me voy a dormir, y mis amigas, cansadas también.
Yo concilie el sueño rápido, pero mis amigas no. Ya estaban asustadas por sus propias historias de terror.
Tras una hora de descanso, me despierto, y no veo a mis amigas (pienso que mis amigas seguramente me despertaron y se escondieron para poder asustarme). Miro la hora en el celular, y el mismo, tenía la pantalla completamente negra y en el medio de esa pantalla, bien grande, aparece la hora, son las 3:00.
Aprovecho a ir al baño, agarro la linterna y voy rumbo al baño. Llegue. Abro la puerta del baño y salen muchos bichos, me dan mucho asco esos bichos. Me apoyo en la puerta del baño, y la mano se me resbala. Alumbro con la linterna allí, y había una sustancia roja, parecía sangre, pero deduje que mis amigas querían asustarme y derramaron pintura. Alumbro un poco más el baño y veo que atrás de la cortina de baño aparecía una sombra. Abro la cortina, y veo a mi amiga colgada. Al principio no lo podía asumir, pero viéndolo ahora, TENGO MIEDO. Quiero escapar de la casa, pero la puerta está cerrada por fuera con tablones, ¡¿Quién puso esos tablones?! Tengo que encontrar otra manera de salir de esta casa. Las ventanas están trabadas. Subo las escaleras. Mi otra amiga estaba acuchillada en el pasillo. ¡¿Que rayos está pasando acá? Voy a buscar alguna ventana para salir. La única ventana está en la habitación. Abro la puerta. Encuentro a una de mis amigas degollada en el medio de la cama. Hay una nota. Dice “¿Tienes miedo ahora?”. Totalmente asustada miro la ventana. Está cerrada con tablones. ¡¿Qué aré ahora?! Encuentro un ático. Miro. ¡Hay una ventana despejada! Agarro el botiquín de primeros auxilios y con eso rompo la ventana. La altura de la ventana hasta el suelo era demasiada. Se me ocurre una idea, pero es muy arriesgada con el supuesto asesino que está dentro de la casa. No hay otra manera de escapar. Bajo las escaleras, y llevo por lo menos, 3 colchones de los que había abajo. Cuando intento entrar al ático, la puerta estaba trabada. Tenía que hacer algo para destrabarlo. Con todas mis fuerzas, la pateó, y la verdad es que no lo puedo creer todavía, la abro, aunque me fracturo el tobillo. Tiro los colchones por la ventana, y salto a través de ella. Recibo un fuerte golpe en la cabeza por la caída, pero estoy consiente para correr tan rápido como pueda, atravesando los bosques, hasta llegar a la carretera. El tobillo me estaba matando del dolor, y tenía un fuerte dolor de cabeza. Por suerte, me tire desde la ventana con el botiquín de primeros auxilios, y con la venda que había, me vendo el tobillo. Agarro el celular, que por cierto solo andaba para la hora, y el botiquín de primeros auxilios, y me doy a la fuga del supuesto asesino.
Tuve demasiada suerte de poder llegar a la carretera, y de que un muchacho me auxiliara. Al día siguiente, los policías y yo vamos a inspeccionar la casa, y no encontramos NADA, mis amigas asesinadas NO ESTABAN. Los policías no me creyeron loca, me hicieron un análisis psiquiátrico y vieron que no mentía. Pero siguen sin entender como mis amigas no estaban.
Prometí olvidarme de todo lo que paso para no hacerme un daño a mí misma, aunque todavía dudo si fue el mejor camino a tomar.

A un año de la muerte de mis amigas, hoy, recibo una carta diciendo “¿Aun tienes miedo?”

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